domingo, 28 de marzo de 2010

Invisibles

"¿Cuándo es visible el cuerpo? ¿Cuándo se manifiesta libre de las construcciones que lo constituyen? Probablemente nunca de forma absoluta porque en el preciso instante en que lo hiciera dejaría de ser cuerpo, cesaría su inteligibilidad como un cuerpo. No obstante, a veces nuestro cuerpo se hace poderosamente (y extrañamente) presente. Él, que siempre ha estado condenado al silencio y a la invisibilidad (basta recordar que la salud para la medicina ha sido hasta anteayer identificada como el silencio de los órganos), inesperadamente dice, se muestra, se pronuncia. Lo más probable es que desate polifonías."

Meri Torras en El delito del cuerpo


No sé si actualizar con este recuerdo o con lo que me sorbe el sueño de madrugada -con pajita y dolor de muelas-. Compré compulsivamente fanzines en Madrid Cómics. En el cajero un chico con chándal y de ojos azules me cedió el paso. También me dijo "hasta luego", como si el lugar del reencuentro estuviera marcado con una equis en nuestros respectivos mapas. Y Laika no murió, vive en un cómic de portada aguamarina. Las vírgenes suicidas no me parecieron tan vírgenes al otro lado de la calle. Tampoco a Ponyo que, de tan pelirroja, sumió al mundo en lágrimas de Alicia. "Por qué habré llorado tanto" se pregunta la niña que, sin pudor, se mete en la boca hongos, orugas y pastas de té. Antes de que la hora cambie. Esta baraja no tiene suficientes corazones. Y mi reloj ha dejado de latir.

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